Es un proceso que incluye el procedimiento quirúrgico en el que se sustituye un órgano enfermo o parte de éste, por otro que suplirá su función. Esto permite mejorar la calidad de vida y la sobrevivencia de muchas personas con enfermedades que afectan uno o más de sus órganos.
Para que el trasplante sea posible, tiene que existir un donante y un receptor compatibles.
Los órganos que pueden ser trasplantados de un donante fallecido son:
En el caso del donante vivo, en nuestro país, se pueden trasplantar riñones e hígado.
Dependiendo del órgano a trasplantar y de las condiciones contextuales de las y los pacientes, éstos serán derivados a uno de estos programas:
El trasplante es una opción de tratamiento colaborativo, donde participa una cadena humana diversa, partiendo por las y los donantes, receptoras, receptores, sus respectivas familias y entorno, distintos equipos de salud, el Instituto de Salud Pública de Chile, equipos de traslado y otros colaboradores.
Un eslabón importante de esta cadena son los equipos de trasplante, quienes están especializados en el área. Éstos se encargan de determinar las necesidades de salud de las personas a la espera de un trasplante o ya trasplantadas, de educarles con respecto a su enfermedad y cuidados, así como también orientar en la asistencia a controles periódicos.
Estos profesionales, además, establecen las redes que permiten realizar evaluaciones e intervenciones de otros aspectos de la salud importantes para los procesos pre y post trasplante, como la salud mental, dental, cardiovascular, entre otras.
En la cirugía de trasplante participan cirujanos y cirujanas de la especialidad, anestesistas, otros/as médicos especialistas (por ejemplo, radiólogos), enfermeros/as, instrumentistas quirúrgicos, técnicos/as especializados en el área de pabellón y personal de aseo, quienes preparan el pabellón para cumplir con las normas establecidas.
Otras entidades importantes son los servicios de apoyo como: el banco de sangre, laboratorios clínicos, entre otros.
Es también relevante mencionar el rol servicios clínicos, en los que las y los pacientes recién trasplantados o con complicaciones, tienen su estadía post trasplante.
Todos ellos y ellas permiten que este acto sea desarrollado de la mejor manera posible, cumpliendo con estándares de calidad y con el cuidado requerido para las personas que reciben un trasplante.